domingo, 19 de septiembre de 2010

CARTAS IMAGINADAS- I, por Leonardo Amadeo.

leonardoamadeo@gmail.com

http://escritores-canalizadores.blogspot.com

“Cartas Imaginadas” pretende ser un ejercicio de imaginación para el despertar de conciencia desde una perspectiva creativa y artística. De alguna manera se trata de imaginar nuestras divinas creaciones como una realidad ya manifiesta, al tiempo que proporciona al lector una lectura amena y entretenida. Espero que lo disfrutéis.

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Mi nombre es Elsa, tengo 10 años y soy del planeta Tierra. Vivo en una próspera aldeita de montaña y mi principal pasión es aprender de todas las cosas que existen. Escribo esta carta para que pueda ser leída por otra niña como yo en otro planeta, por cualquier niña en el Universo a la que también le encante aprender. Es mi ilusión compartirte lo que aprendemos en clase.

Nos enseñan sobre muchas materias: comunicación telepática, canto e idiomas, cultivo y salud, artesanía, astronomía, y muchas otras. Pero mi favorita es geometría y números. El otro día, por ejemplo, nos enseñaron la serie de números Fibonacci y cómo se dibuja una espiral siguiendo esa serie. Luego fuimos al huerto y el profesor nos retó a encontrar esa forma en las plantas ¡Y resulta que estaba en el girasol! Supongo que tiene sentido porque esta flor siempre está mirando hacia nuestro sol.

En la escuela casi siempre estamos al aire libre y lo preferimos así aunque llueva o haga frío porque sabemos que el clima tiene que ser cambiante para que pueda haber diversidad y vida en la Naturaleza. Las clases las imparten nuestros padres y tienen que tener relación con la clase anterior aunque se trate de distintas materias. Así tiene más sentido porque si no dicen que sólo acumularíamos datos y que estos no nos serían útiles. A mí me resulta divertido ver cómo algunos adultos se estrujan la cabeza para relacionar la escala musical con la formación de una galaxia, como ocurrió el último día.

Siento curiosidad por saber si en otros planetas se enseñan las mismas cosas que aquí. Supongo que habrá diferencias con vuestra astronomía o con vuestras plantas botánicas, quizás vuestros instrumentos de música puedan incluso curar o tal vez tengáis más colores en vuestro paleta de los que usamos nosotros. Sin embargo estoy segura de que la geometría que os enseñan es la misma. Yo creo que es la misma en todo el Universo, por eso me gusta tanto.

Antes de comenzar las clases siempre hacemos alguna actividad física como yoga, taichi o simplemente bailamos. Creo que nunca estamos demasiado tiempo sentados, depende de si nos interesa más o menos lo que cuenta el profesor. Algunos días empezamos antes del amanecer, especialmente si llovió la noche anterior, para recoger las gotas de rocío sobre las flores y hacer medicinas. O simplemente para ver amanecer. El amanecer en la Tierra es precioso, es como un cuadro pintado por Dios, te encantaría. Los olores en la mañana junto a los primeros rayos de sol nos sirven para imaginar lo que más deseamos y pedirle al día que nos lo traiga.

También veneramos, cómo no, a nuestra queridísima madre que es Gaia. Gaia es el nombre de nuestro planeta y ella es en muchos sentidos como lo somos nosotros los humanos. Su cuerpo, que es el planeta entero, es sorprendentemente tan parecido al nuestro que cuando hacemos nuestras casas las hacemos de manera que ella se sienta tan cómoda con nosotros como nosotros lo estamos con ella, cuando labramos la tierra sentimos que la estamos acariciando, y cuando cortamos leña le pedimos permiso al bosque entero. Así es como sentimos a Gaia, y de igual manera nosotros podemos sentir sus ciclos de estaciones y los mensajes que el viento nos trae. Es difícil explicar lo que se siente al vivir en este planeta, sólo puedo decir que no necesito más que estar aquí para ser feliz y para crecer.

También tengo que decirte que no siempre se estaba bien aquí. Nuestros mayores nos cuentan historias terribles de lo que se hacía antes en el planeta, y a veces me resulta imposible de creer y sinceramente me asusta pensar que todo lo que cuentan ocurrió alguna vez. Ellos, los mayores, dicen que antes los humanos destruían absolutamente todo, incluida la Naturaleza y la salud de ellos mismos, creando largos ciclos de odio, miedo, destrucción y ego. Los mayores dicen que los humanos seguían esos impulsos pero que siempre guardaban el anhelo de volver al principio de todo, al lugar de Dios, por eso sus vidas se marchitaban hasta finalmente morir. La causa de todo aquel caos era que olvidaron que ellos mismos eran Dios, que ellos encerraban todos los poderes de la creación. Y en lugar de recordarlo lo olvidaron y perdieron el sentido de ser quienes eran. ¿Verdad que es una historia triste? Los mayores se esfuerzan en mantener vivo el recuerdo porque dicen que muchas almas sufrieron sólo para dejarnos esa lección. La vieja humanidad siempre guardó la esperanza de que un día llegase una generación de almas encarnadas que liberase todo ese dolor y así erradicar el mal que se sentía en las personas, en Gaia y por todo el cosmos.

Quizás en tu planeta tengáis recuerdos tristes también, ojalá que no tantos como aquí. De cualquier manera no tienes porqué afligirte. Si un día decides visitar mi planeta yo estaría encantada de enseñártelo y podrías ver que el sufrimiento ya es sólo un recuerdo. También me encantaría visitar tu planeta y cualquier otro. Es mi sueño explorar la galaxia, la mía y cualquier otra, y creo que cuando crezca me dedicaré a conocer todas las civilizaciones posibles y descubrir su historia. Creo que eso también les sería de ayuda a los habitantes de Gaia.

Me despido por ahora y espero que el pequeño relato de mi planeta os resulte interesante a ti y a los que son como tú. Te mando un abrazo estés donde estés, porque sé que te llegará más allá de la distancia y el tiempo.

¡Adiós!

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